Alimentación y emociones

Alimentación y emociones

La mayoría de nosotros estábamos tan sumergidos en nuestro día a día, que no teníamos tiempo para dedicarnos a observar cómo era nuestra alimentación y mucho menos prestar atención a nuestras emociones.

¿Qué pasó en este último trimestre?

Llegó el gran monstruo, temido por todos, llamado Coronavirus/COVID -19, con el aumentaron nuestros miedos, ansiedades, tristezas e incertidumbres.

Estuvimos en confinamiento por más de 3 meses, recuerdo que al principio de la cuarentena las únicas carreras que hacíamos eran hacía la nevera para abrirla y cerrarla, no sé ni cuántas veces al día. ¿Les pasó? .

Estoy segura que sí, muchos no tenían control y lo único que hacían era comer compulsivamente. Lo que te puedo decir es que no sentías hambre real en esos días sino hambre emocional.

En el hambre emocional utilizamos la comida para tapar una emoción, lo hacemos sin prestar atención, en modo piloto automático. Es decir, tratamos de satisfacer nuestras necesidades emocionales a través de la comida y comemos por esa razón en lugar de tener un hambre física, que es la necesidad de nutrir a nuestro cuerpo.

Es importante que te des cuenta que el hambre emocional nunca va a ser satisfecha con comida, es por eso que cuando comes algo el sentimiento no desaparece, sientes culpa.

Para poder reducir el hambre emocional es importante que identifiques las causas de tu conducta, cuáles son las cosas que te provocan el hambre emocional, qué sentimientos desagradables te llevan a comer ese tipo de alimento, pero en algunas ocasiones puede deberse a emociones positivas, como premiarse o lograr un objetivo o celebrar un día festivo o un evento feliz (dia de los enamorados, madre, padre,etc) .

Algunos consejos:
• Come cuando tengas realmente hambre y presta mucha atención al momento presente, sin distracciones.
• Mastica muy bien y sin prisas, saborea cada bocado, disfruta de los olores, colores, sabores, textura, presentación del plato.
• Deja de comer cuando te sientas saciado.
• Pregúntate si el hambre que sientes en el momento, es hambre real (física ) o emocional .